Ya en 1966, Ettore Sottsass
diseña la serie de armarios “Superbox”
para la firma Poltronova como elementos exentos construidos como si fueran
volúmenes arquitectónicos pintados con super-gráficas abstractas de motivos
geométricos y vivos colores, similares a algunos de los trabajos que Daniel
Buren estaba realizando por aquella época.
Ambas estrategias, encaminadas según Sottsass a una “decondizionamento”[1] del
objeto, a través de su carácter exento y del uso de la gráfica como si de un
camuflaje se tratara. Sin embargo, ya en la publicación del proyecto en Domus
en 1967, ese carácter de desaparición física del objeto se contradice con su
aparición como grandes monumentos dentro del espacio doméstico.
"Aislados en el centro de la
habitación y envueltos de colores, no sólo hacen que uno se olvide de las
paredes, la presencia de la pared, sino que no se refieren a ningún otro tipo
de armario, a cualquier otra función que las relaciones mutuas entre el objeto
y el medio ambiente. Hacen pensar en aquellos monumentos solares monolíticos de
los que se nos escapa el significado, pero de la que podemos hacer un uso psíquico
ilimitado"[2] (Sottsass, 1967, p.37)
El carácter literalmente arquitectónico de estos muebles es evidente. “L’amatore del magnetófono” aparece como
un edificio al uso, con un podio en blanco, un cuerpo con líneas verticales en
azules y una coronación retranqueada del resto, en “Fluorogeologia psichodelica”, el edificio-mueble se levanta del
terreno y se contextualiza mediante una repetición de sus colores en la pared,
mientras que “Vestiti nel orto” aparece
como un rascacielos escalonado de la ciudad de Nueva York, presentado en una
fotografía con el punto de vista muy bajo y superpuesta una alfombra con
motivos vegetales como si fuera una maqueta de una de las instantáneas de la
ciudad que pueden tenerse desde Central Park.
[1] “Decondizionamento” sugiere la falta de presencia física del objeto.
Tema principal de la revista Pianeta Fresco nº2/3 de 1968, del que Sottsass es
editor:
Pianeta Fresco, nº2/3,
equinozio invernale, 1968, Tecnologia del decondizionamento.
[2] “Isolati nel mezzo
della stanza e fasciati di colori, non solo fanno dimenticare le pareti, la
presenza del muro, ma non rimandano a nessun altro armadio, a nessun’altra
funzione che la mutua relaciones tra oggetto e ambiente. Fanno piuttosto
pensare a quei monumento Solari monolitici di cui sfugge il significato, ma di cui
possiamo fare un uso psichico illimitato”
Sottsass Jr,
Ettore: “Mobili 1966”, Domus 04/1967, nº449, pp.37-46.
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