La futurología como
ciencia.
A pesar de la creación de foros de conjeturas organizados a
principios de siglo por el Gobierno Británico como consecuencia del agotamiento
de los recursos del carbón o la aparición en 1937 del Comité de Recursos
Naturales de los EEUU, no es hasta después de la II Guerra Mundial que la
predicción del futuro se convierte en una actividad científica legítima. A
partir de estas fechas, científicos como Charles Darwin con “The Next Million Years” (1952), George
Thomson con “The Foreseeable Future”
(1955) o Dennis Gabor con “Inventing the Future” (1963) impulsaron
la generación de nuevos métodos científicos para la predicción del futuro, creándose
en paralelo todo tipo de grupos de investigación como la "Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia " (1955).
Todo ese furor por investigar el futuro terminó desembocando en cientos de
estudios, comisiones y congresos, destinados a evaluar el impacto humano sobre
el futuro, desde el inventario de Buckminster Fuller de los Recursos Mundiales a
la "Comisión sobre el año 2000"
capitaneada por Daniel Bell, apareciendo así nuevas ciencias como la “Futurología” o la “Prospectiva”, aceptadas por EEUU y Francia respectivamente como países
pioneros[1],
términos como “Futuribles”[2],
“Invariantes”[3]
o “Corrientes”[4]
y cada vez más relatos sobre posibles
descubrimientos tecnológicos como sucede en “Profiles
of the Future” (1962) de A. C. Clarke.
De esta manera no sólo siguen popularizándose los magazines
temáticos sobre ciencia ficción y progreso, sino que el debate llega también a publicaciones
científicas como “New Scientist”[5], que en 1964 realiza un sondeo entre
100 prestigiosos científicos acerca de sus predicciones futuras, magacines
generalistas como el “Weekend Telegraph”
que en su número del 3 de marzo de 1967, se pregunta qué pasará en 1990, e
incluso “The New York Times” que en
el ejemplar del 9 de abril de 1967 divaga sobre los métodos, consecuencias y
visiones del futuro. La popularidad alcanzada por esta vorágine prospectiva es
tal, que incluso uno de los centros de ocio de masas gestionados por Walt
Disney es denominado “EPCOT” o "Comunidad Prototípica Experimental del
Mañana", y que tiene no sólo como temática el “Futuro” sino una pretensión de convertirse en banco de pruebas y
estudios sobre el mismo:
“…nunca estará completa, nunca dejará de ser un esbozo del futuro y
siempre se introducirán nuevos materiales, nuevos sistemas y nuevas ideas.”[6]
(Walt Disney, 1967)
Contexto para una
arqueología del futuro arquitectónica.
Es en este contexto, de popularización del futuro por un lado
y de institucionalización de la futurología como ciencia por otro, en el que se
desarrolla esta “Arqueología del Futuro”.
El prestigio adquirido por el apelativo “futuro”
y cualquiera de las manifestaciones asociadas al mismo hará que se disparen las
propuestas arquitectónicas asociadas al mismo, ya sea desde el contexto de las
Exposiciones Universales, las viviendas de exposición o la aparición de nuevos
objetos de mobiliario o materiales, a partir de finales de los años treinta.
Sin embargo, será desde finales de los años cincuenta hasta
principios de los setenta, cuando la palabra “futuro” aparece vinculada de manera sistemática tanto a proyectos
arquitectónicos como publicaciones, convirtiéndose en cómplice protagonista de
una serie de propuestas que no sólo reivindican una ruptura manifiesta con su
pasado o una insatisfacción con su presente, sino que vislumbran nuevos caminos
de desarrollo de la propia disciplina arquitectónica. De esta manera aparece
una nueva dialéctica contradictoria en torno a la interacción entre las
imágenes arquitectónicas del pasado, presente y futuro, objeto de esta
investigación:
“Las imágenes positivas del futuro, concebidas en cada época presente,
son co-determinantes para el futuro de esa época. Recíprocamente, el futuro
proyectado ejerce ya su influencia sobre el presente a través de dichas
imágenes, y por una interacción continua, también afecta la construcción de
imágenes revisadas del futuro.”[7]
(F.L. Polak, 1961, pp.114-115)
[1] GRAS, Alain. Futurología. Martínez Roca. Barcelona, 1978. Ed. original: Clefs pour la futurologie. Editions
Seghers. París, 1976.
[2] Concepto tomado del teólogo español Molina y
enunciado en: DE JOUVENEL, Bertrand: The
Art of Conjecture. Basic Books. Londres, 1967
[3] Invariantes o tendencias lentas dentro de un
entorno de cambio.
[4] "Corrientes" o “Trends”
seguidas por una tecnología determinada. Ver: BECKWITH,
B. The Next 500 Years. Scientific
predictions of major social trends. Exposition Press. Nueva York, 1968.
[5] Publicado como: CALDER, Nigel (editor). The World in 1984. 2 vols, 1965.
[6] Palabras pronunciadas por Walt Disney para el
artículo: LEWIN, David. Disney’s Last and Greatest Dreams is Coming True. En: Daily Mail, 14 de
febrero de 1967.
[7] POLAK, Frederik
Lodewijk. The Image of the
Future. Elsevier Sdentific Publishing Company. Amsterdam / Londres / Nueva
York, 1973. pp.114-115.