A pesar de esa escasa capacidad de mímesis con el paisaje, las técnicas de edificio-montaña, o mejor dicho, rocalla, se suceden a través de una serie de posicionamientos muy heterogéneos. Uno de los más utilizados será el de la exuberancia formal de la roca, y la vegetación que llega a aparecer encima de ella, a modo de híbrido de los dos posicionamientos anteriormente citados. En ese sentido, el “Mound”, diseñado en 1964 por Archigram y su exitoso hermano “Features Montecarlo”, desarrollado entre 1969 y 1970 por el grupo inglés, pueden considerarse como iconos de esta manera de operar. Ambos proyectos, camuflan bajo una situación topográfica aparentemente salvaje, influenciada por ese carácter exacerbado de la rocalla, sendos edificios multiusos de uso masivo, que sólo pueden funcionar a través de una imagen singular, dentro de los contextos urbanos en que se insertan. De esta manera, la naturalización no sólo se convierte en reclamo sino en un intento de re-naturalizar la ciudad densa más allá de la aparición de las periféricas ciudades jardín inglesas, además de un intento de acercamiento del edificio-paisaje a la gran escala de la ciudad-paisaje.
“Since the early 1960s we have remained fascinated with the idea and the formation of the mound. It has a myriad of conceptual links: to the idea of the city-as-a-single-building, to the aggregation of the unlike to the unlike in some amorphous, polyglot organism that is beyond sibgle buildings, to the notion of place as ground and artefacts as transient plantings.” (Archigram, 1972, p.120)
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