El imaginario maquinista se presenta como una gran fuente de
referencias formales que puedan ser transferidas al objeto arquitectónico por
los arquitectos, de la misma manera que ha nutrido a otras artes visuales. Éste
era el punto de partida de las experimentaciones docentes del mega-estructuralista
Leonardo Savioli a mediados de los años 60 en su curso de proyectos de la
Universidad de Florencia, en especial el denominado “Spazio di Coinvolgimento” de 1967, para el diseño de espacis
urbanos de participación. En palabras del por entonces su asistente, Adolfo
Natalini (después fundador de Superstudio):
“Durante el curso, se han identificado los diversos método de
composición que la arquitectura puede tomar prestados de las artes visuales
(Arte ambiental, Pop art y el Op Art): el problema era utilizarlos de manera
creativa, y no solamente irónica o desmitificadora. Distorsión, transposición
de escala, combinación, montaje, descomposición, repetición e iteración,
contaminación son términos que utilizamos constantemente, y sobre todo, eran
situaciones o estímulos nuevos que daban a la proyectación, la activación necesaria
para pasar del material de estudio o la rutina profesional a las acciones
creativas y activas… Introdujimos una nueva óptica y la mediación del mundo
pasaba por la mediación de la máquina… el proceso Pop en arquitectura, actúa de
hecho, aumentando el repertorio formal existente”[1]
(Adolfo Natalini, 1968, p.34)
[1] Savioli, Leonardo; Natalini, Adolfo: “Spazio di
coinvolgimiento”, Casabella nº326, Iuglio 1968, pp.34.
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