Mientras el proceso de re-naturalización de la ciudad mediante grandes extensiones de naturaleza, ya sea a través de las metáforas del bosque, la jungla, el desierto, la montaña e incluso el campo cultivado se presenta como imposible por las implicaciones urbanas a gran escala que ello conlleva, otras propuestas reinciden en esa inserciones naturales a través de procesos de apucuntura al entender la naturaleza como un equipamiento más e incluso como un kit. Uno de los proyectos que mejor ejemplifican ese entendimiento de naturaleza como kit es la “Floating Island” (1970) de Robert Smithson, por la que propone un jardín flotante compuesto por una barcaza densamente ajardinada con vegetación baja y árboles, remolcada por un pequeño barco alrededor de la isla de Manhattan. De esta manera, este jardín portátil no sólo se convierte en un equipamiento para la ciudad sino que rompe el carácter estático de “lo natural” en relación con otros usos de la ciudad.
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