Propuesta irónica incluida en el fantástico libro escrito por Vostell y Higgins sobre arquitectura fantástica en la que Gerhard Rühm propone la creación de una nueva Viena a través de cuatro edificios letras (esto me suena), sobre la palabra WIEN (Viena). Ninguno de estos edificios será más alto que la catedral de Saint Stephen (una de las absurdas restricciones de construcción en la ciudad) y cada uno albergará una actividad específica:
La W será una especie de ciudad administrativa.
La I será un lugar de meditación con unos altavoces que susurran combinaciones de las letras de la palabra wien [wein , nie…]
La E será dónde se desarrolle la vida sexual de los habitantes de la ciudad. La parte baja para las parejas heterosexuales, la media para las homosexuales y arriba para los onanistas (con cámaras de tortura incluidas…).
La N es el lugar dónde los viejos y enfermos esperan a morir. El edificio expulsará rápidamente los cuerpos ya inservibles de los muertos fuera de la ciudad.
Está descontextualización de la palabra WIEN se empareja en el libro de Vostell y Higgins con los proyectos fantásticos de Claes Oldenburg , Höllein o el mismo Vostell (paquetes de cigarro museo o televisiones catedral).
Bibliografía:
Urban Fiction [2008] Günther Feuerstein
Stadt und Utopie. Modelle idealer Gemeinschaften [1982]
Fantastic Architecture [1969] Vostell + Higgins
The Austrian Phenomenon. Architecture Avantgarde Austria 1956 73 [2010]
2 comentarios:
No es absurda la limitación de la altura de contrucción. El paisajismo urbano es importante, sobre todo en ciudades antiguas, y en las más grandes ciudades de Europa hay una idea de mantener unidad. Imagino que serás arquitecto, por lo que me parece extraño que lo ignores. Si no, fijate Buenos Aires, que hasta la década del 30 era una de las ciudades más hermosas del mundo (considerada así por los más grandes arquitectos de la época), pero que a partir d entonces, y sobre todo en los 60 y 70, fue diezmada con las horribles madrigueras verticales, que por esa época eran horrendos edificios. Hoy, por lo menos, con la construcción en vidrio y metal, siguen destruyendo el patrimonio arquitectónico, pero al menos son bellas torres.
Y permitime una seguda cosa, en este caso una corrección idiomática con respecto a la catedral de Viena: es Sankt Stefan o St.Stefan, y no St.Stephen, como aparece en el artículo; es alemán, no inglés. Saludos.
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