La popularización del
futuro.
A pesar de esa lucha entre detractores y propulsores del
progreso maquinista, la idea de progreso tecnológico difundida a través de
descubrimientos como la dinamo, generan nuevos manifiestos maquinistas como “Le Futurisme” (1912) de Marinetti así
como el apoyo a nuevas figuras de poder denominadas bajo el término “Tecnocracia”. Uno de esos adeptos
tecnócratas, Hugo Gernsback, se convierte en uno de los principales propulsores de la difusión de estas historias
fantásticas asociadas a la tecnología y el progreso a través de los magazines
populares estadounidenses, publicando revistas como “Science wonder Stories” (de 1929 a 1955), a las que pronto se sumaron “Futuria Fantasia”
de Ray Bradbury, “Utopia News”,
“Astounding Stories” (1930) o “Amazing
Stories”, con
un amplio intercambio entre editores y lectores a través de secciones abiertas
al público, así como mediante la creación de asociaciones como la “Sociedad Utópica” o la “Liga de la Ciencia Ficción” fundada
en 1934 por el mismo Gernsback, que tuvieron bastante éxito también en
Inglaterra antes de la II
Guerra Mundial.
Resulta interesante la aparición en este período de nuevos términos tan
vinculados a la ciencia ficción como la palabra “Robot”,
derivada de la fantasía “R.U.R. Rossum’s
Universal Robots” (1921) escrita por Karel Capek.
Dónde se emplea por primera vez el término
Ciencia Ficción.
[2] Ver: MOSKOWITZ, Sam. Explorers of the Infinite. Shapers of
Science Fiction. World Publishing Company. Nueva York, 1963.
Tendencia que se acrecentó después de la II Guerra Mundial con la
aparición de “Fantasy and Science
Fiction” (1949), “Worlds of IF” (1950),
“Galaxy Science Fiction”, que
publicaron grandes obras maestras de la Ciencia Ficción
como “Farenheit 451” de Ray Bradbury, “The Demolised Man” de Alfred Bester o “The Martian Shop” de Howard Fast.
Dónde el pionero fue Walter H. Gillins con sus “Tales of Wonder” (1937).
Derivado del
término checo “Robota”.
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