El problema de los
recursos. La utopía frente a la religión.
Mientras el problema malthusiano de los recursos hizo crecer
las distopías alimentarias, como “Meda: A
Tale of the Future” (1888) de Kenneth Folingsby, en la que el problema de
la disminución de alimento dio lugar a un nuevo tipo de humanos, o “Three Hundred Years Hence” (1881) de
Hay, en el que se explora de nuevo la posibilidad de ciudades submarinas como
forma de paliar la falta de alimento, estudios como “The Coal Question: An Inquiry concerning the Progress of the National
and Probable Exhaustion of our Coal Mines” (1865) de W.S. Jevons, alertan
del derrumbamiento del actual progreso por el agotamiento de las reservas de
carbón, ampliando de esta manera el espectro de recursos naturales más allá de
los alimentos básicos como origen de futuras visiones negativas. De manera
parecida, sectores religiosos ven atacados sus intereses ante algunos progresos
médicos e intentan acallar esas amenazas con visiones de futuro en las que incluso
la muerte es controlada por el hombre, desapareciendo de esta manera el amor
como sucede en “Inner House” (1888)
de sir Walter Besant o generándose un aburrimiento tal, que posibilitan la
aparición de lugares destinados al suicidio colectivo como en “Caesar’s Column” (1890) de Ignatius
Donnelly, reforzando así las manifestaciones en contra del progreso y la
tecnología enmascaradas en sociedades tecnocráticas como formas
deshumanizadoras:
“La verdad es que en esa ciudad vasta y superpoblada, el hombre es una
rémora, algo superfluo, y creo que muchos hombres y mujeres se mueren del
aplastante sentimiento que les produce su propia insignificancia; en otras
palabras, a partir del hábito de sentir que no son nada, se convierten en nada…
La raza ha crecido en poder y soledad; me temo que ha perdido su atractivo.”[1]
(Donnelly, 1890)
El tiempo no lineal.
Cabe destacar que la
aparición por esta época del concepto de tiempo no lineal, contribuye a la
creación de teorías como la de F. W. H. Myers (1882) sobre la coexistencia de
pasado, presente y futuro, o la de Bertrand Rusell en torno al “Complejo de compresencia” o momento en
el que se aprehenden juntos pasado, presente y futuro. Dichas teorías son reinterpretadas
en varios textos. De manera tecnológica, a partir de la construcción de un
objeto que permitía viajes temporales como en “La Máquina
del Tiempo” (1895) de H. G. Wells o la victoria de la ciencia sobre la
magia en el viaje de un yanqui inventor desde la Norteamérica de 1879 a la Gran Bretaña del 528
en “A Conneticut Yankee At King Arthur’s
Court” (1889) de Mark Twain.
[1]
DONNELLY, Ignatius. Caesar's Column.
F.J. Schulte & Co. Chicago, c1890.
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