Por esta época, el gran Kisho Kurokawa ya estaba obsesionado
por las mallas geométricas, con los cilindros y por supuesto las columnas (y
sus aspiraciones de convertirse en Boullée y Ledoux, por supuesto). En la Casa
Ando, la entrada se produce por la ruptura de un pórtico (forrado con teselas
blancas a la manera de Superstudio) y dos columnas que lo soportan,
desplazándose de la posición original de un pórtico clásico... por supuesto,
esas columnas presentan la malla geométrica que ordena todo el conjunto a
través de un chapado de planchas metálicas... BIZARRE COLUMNS!!!
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