La aparición de la etiqueta
“Futuro” en la difusión arquitectónica.
A
partir de 1851, coincidiendo con la “Great Exhibition of the Works of Industry
of all Nations” de Londres[1], las exposiciones nacionales se internacionalizan,
adquiriendo un carácter global y convirtiéndose de esta manera en exhibiciones
del poder industrial, comercial y creativo de los países participantes, en
instrumento de proyección política y de imagen del país organizador así como en
facilitadoras de iconos urbanos, como la "Torre
Eiffel" o de extraordinarios hallazgos como el del “Crystal Palace” (1851) de Paxton. Es interesante comprobar la hibridación que se
genera en estas exposiciones entre la incorporación de nuevos productos como la
luz eléctrica, la industrialización o los nuevos sistemas de comunicación y los
elementos históricos de las culturas locales que presuponen la dicotomía
contemporánea entre local y global, y de la que por supuesto estas exposiciones
no son un gran ejemplo al “revisitar”
las tradiciones locales la mayor parte de las veces a través del pastiche y el
cartón piedra. Esta dicotomía vendrá siempre asociada a la idea de progreso, construyendo
así paisajes divergentes que van desde el suntuoso “Palais du Electricite” de Edmond Coignet en la Exposición Universal
de París (1900) como gran pastel de bodas conmemorativo de esa nueva “Electricidad” hasta las réplica “Cliff Dwellings” de la Exposición de St.Louis
(1904), reconstrucción de las viviendas excavadas por los indios
norteamericanos en los cañones del Mid-West, exterminados y convertidos en
icono al mismo tiempo. Esta idea de progreso germinal, llega a su culmen en
1933 con la Exposición
de Chicago “A Century of Progress
Exposition”, y con ella, una serie de experimentos en torno a lo que
debería ser la “Arquitectura del Futuro”,
derivados de la tensiones sociales de la época generadas por el ascenso de
regímenes totalitarios en países de la vieja Europa.
“En la década de 1930, Estados Unidos había
abandonado el clasicismo, ahora asociado
con el fascismo en lugar de la democracia, en favor de una racionalización y modernidad para una nueva cultura de
masas, que implicaba un progreso en el mundo libre. La arquitectura futurista
fue el sello distintivo la ‘A Century of Progress, International Exposition’
celebrada en Chicago en 1933” [2] (Jackson, 2008, p.59)
En
esa Exposición de 1933, aparece la “House
of Tomorrow” de George Fred Keck, visitada por más de 750,000 personas
durante la feria y popularizada en medios de comunicación como la “America’s First Glass House” al
considerarla como la primera “Casa del
Futuro” con relevancia internacional, a pesar de haber sido denominada como
“Casa del Mañana” y todavía no
explícitamente “del Futuro”. Keck
propone de esta manera una cubierta plana, diseño modular, industrialización,
sistemas pasivos de climatización y mucha iluminación. Una industrialización y
luminosidad auspiciadas por las industrias del aluminio y el vidrio, como alternativas de un futuro de la vivienda muy rentables. De
esta manera, las etiquetas “progreso”
y “mañana” anticipan la palabra “Futuro”, que se convierte en gran
protagonista de la “New York World’s Fair”
de 1939 en Nueva York, cuyo tema principal es “Building the World of Tomorrow” ("Construyendo el Mundo del
Mañana"), y en la que varias propuestas se disputan el sobrenombre
esta vez de “Ciudad del Futuro”, “Democracity” de Henry Dreyfuss y “Futurama”
de Norman Bel Geddes y Albert Kahn, para la General Motors. Ambas fueron la segunda
y primera exposición más visitadas de la feria, las cuales presentaban un
futuro urbano dominado por el automóvil en las que, además de la General Motors ,
otras marcas de automóviles o de componentes para ellos, como Chrysler, Ford o
Firestone tenían pabellones propios en la feria dentro de la denominada “Transportation Zone”. Desde entonces
las viviendas y ciudades del futuro se suceden en las posteriores Exposiciones
Universales, incluso a partir de ejemplos construidos y realmente habitados
como el icónico Habitat de Montreal’67 diseñado por Moshe Safdie.
[1] Ver: FINDLING, J.E; PELLE,K.D. Historical Dictionary of World’s fairs and
Expositions 1851-1988. Greenwood Press, Nueva York, 1990.
[2] “By the 1930s the United States had abandoned
classicism, now associated with fascism rather than democracy, in favour of a
streamlined, mass-appeal modernism that implied progress in the free world.
Futuristic architecture was the hallmark of the A Century of Progress,
International Exposition held in Chicago in 1933”
JACKSON,
Anna. Expo. International Expositions 1851-2010. V&A Publishing. Londres,
2008. p.59.
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